Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en la https://nelsonjteh092652.tusblogos.com/38982004/crónica-del-incidente-zidane-materazzi